jueves, 19 de febrero de 2015

Sin tabúes, unos días en la playa nudista

Hoy escribe Gaby

Cuando les contamos a unos amigos que nos despedíamos de Chiapas con rumbo a la costa de Oaxaca, otro estado (Provincia) de México, nos hablaron de tres playas imperdibles. Una de ellas es  Zipolite, y nos recomendaron dónde nos convenía estacionar para dormir dentro del auto, luego nos aclararon que era una playa nudista. En ese mismo instante, dijimos no gracias, vamos a otra. Eso es algo que suele suceder, hablar sin saber. ¿Por qué decir que no antes de conocerla? ¿Simplemente por pensar que todos andan desnudos o a “poto pelao” como dicen unos amigos chilenos?
Una playa de contrastes, desde chicas indígenas completamente vestidas hasta la libertad en su máxima expresión.

Nuestro primer destino en la costa Pacífica Mexicana fue Playa Arrocito, en Huatulco, muy linda y tranquila, luego conocimos la hermosa Bahía de San Agustín y llegamos a Zipolite.


Encontramos un camping que nos permitía estacionar sobre la playa y en ese instante comenzamos a sacarnos los tabúes. Se veía gente alocada, tomando y bailando, estaban festejando un casamiento de transexuales. Dijimos “¿y si nos vamos?” Queríamos estar relajados, y no escuchar música fuerte, pero ahí mismo nos dimos cuenta de que estaban más que felices por el matrimonio, estaba perfecto, esas cosas hay que festejarlas!
En el próximo amanecer, viéndolo dentro de la Kangooneta, empezamos a deslumbrar la “magia de Zipolite”, antes de desayunar fuimos a caminar por la playa y sentimos que ese sol que iluminaba a cada persona, la cargaba de energía.
Vimos los primeros cuerpos totalmente desnudos, en su mayoría parejas grandes caminando plácidamente por la extensa playa. Gente entrando al mar, otros haciendo yoga, pescadores tirando sus redes para juntar algunas sardinas y muchos otros que simplemente perdían su vista en el mar.










Dentro del camping casi que no hablamos con nadie, salvo con los dueños que eran gente local, pero cuando dábamos unos pasos sobre la playa sentíamos la buena onda, buena vibra. Es normal que cuando uno cuenta que fue a Machu Picchu en Perú, te pregunten “¿sentiste la energía que hay?” Bueno, yo no. Pero acá, en la playa nudista de Zipolite, si!  Se notaba que todos estaban disfrutando a su manera, los que estaban desnudos caminaban normal, claro, porque uno diría que lo normal es estar vestido, pero no! Y lo bueno es que ahí nadie critica, no se miran los cuerpos para ver si tienen mucho o poco, o para excitarse. Simplemente se está libre!

Nuestro camping a orillas del mar.


Ballena a la vista! Un inesperado espectáculo! Pasó a 5 metros nuestro, pero hasta que buscamos la cámara, se alejo.
Otra de las cosas que más llamaban la atención fue que las mujeres adultas eran las que estaban desnudas, las chicas “jóvenes” casi que no, alguna que otra haciendo toples. Eso por qué será?
También está el otro extremo. La gente local entra al mar con ropa, si, con pantalones de jean y remeras. No dejan ver su cuerpo porque entre ellos se critican, se juzgan, nos contó Matilde, una chica lugareña. Nadie usa traje de baño, ni los hombres!

Cerca de las 4 de la tarde, cuando el sol empieza a bajar y el clima se vuelve un poco más amigable, la gente empieza a activarse, a salir de las sombras para sentir los últimos momentos de calor. Se arman partidos de fútbol en la playa y es como si todo el mundo se reuniera en la arena a hacer lo que cada uno quiere. Los vendedores ambulantes pasan ofreciendo todo tipo de cosas para comer y son muy amables, nadie insiste a nadie a comprar nada, todos saludan y les compres o no, te desean una buena tarde.  
El sol se pone en el mar y es el evento de la tarde, nadie se lo pierde. Y después de desaparecer en el horizonte, el cielo se empieza a teñir de distintos colores que duran un largo rato, hasta desaparecer por completo y dar lugar a un cielo con más estrellas de las que podríamos contar.






Qué estará haciendo? Meditación?


A los tres días de disfrutar tanto de Zipolite llego el sábado y decidimos hacer 50km para volver a Huatulco para vender nuestras fotos y libros allí, ya que es un lugar con mucho más turismo. Apenas llegamos extrañamos nuestra querida playa “¿qué hacemos acá?”. Obviamente al día siguiente volvimos a Zipolite, la idea era pasar el día y al siguiente seguir viaje a la ciudad de Oaxaca.

Pero como siempre decimos, el cuerpo habla por nosotros. Flor empezó a sentirse bastante mal del estómago.  De esa manera el cuerpo dijo, acá nos quedamos! Y así fue, unos tres días más hasta que Flor mejoró y obviamente disfrutamos de no hacer nada, de observar el mar e irnos cargados de energía.







Si llegaste hasta acá esperando ver fotos nuestras desnudos... no las vas a encontrar.
Que las hay, las hay, pero nos las guardamos para nosotros...

8 comentarios:

  1. Que lindo post, gracias por compartirlo y hacerme conocer lugares hermosos

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  2. Buenísimo el post y muy bueno el final jaja. Suerte en sus viajes chicos.

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  3. Son inspiracion de que cuando uno quiere algo,siempre se puede lograr. Y que mejor forma que con la unidad y AMOR ,porque el amor siempre ayuda a cumplir los sueños. Suerte

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  4. Eh estado leyendo un poco sus blogs, la verdad que padre el viaje que se estan aventando, yo soy de Mexico de la ciudad, si pasan por acá avisenme, tal vez algo pueda ser por ustedes, por lo menos una cerveza si les invito, saludos

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  5. hermoso relato.yo viajo en sueños espero algun dia concretar alguno. uds.inspiran saludos

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  6. hermoso relato.yo viajo en sueños espero algun dia concretar alguno. uds.inspiran saludos

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    Respuestas
    1. Gracias Norma por tu mensaje! Te deseamos una vida con muchos viajes! Saludos!

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