viernes, 3 de julio de 2015

Hacia rutas salvajes...

- Vieron la película esa del chico que se va a Alaska? Cómo era que se llamaba?
- Vieron “Into the wild” (“Hacia rutas salvajes” es el nombre en español)?
- Van a ser (o van a hacer) como el chico ese de la película?


Estas son algunas de las preguntas que muchas veces nos hacen comparando nuestro viaje con el de Alexander Supertramp. Para los que no la vieron o no leyeron el libro, no queremos arruinar el final, pero la idea es que NO nos pase lo mismo que a él. Nos encanta este viaje en el que aprendimos que podemos vivir con menos cosas, pero tampoco los extremos.

Más allá de todo, estas últimas semanas sentimos que estamos viajando por rutas cada vez más salvajes. Las distancias se hacen más y más largas, no hay muchas ciudades entre pueblo y pueblo, los paisajes son increíblemente bellos y hasta los hemos encontrado bastante similares con los de Argentina, a excepción de un pequeño detalle: LOS ANIMALES!

Haciendo una comparación de la ubicación de ambos países en el mapa, con respecto a la línea del Ecuador (paralelo 0°), estuvimos viajando entre el paralelo 30° (al sur de Estados Unidos) y estamos muy cerca del paralelo 50° (Vancouver, Canadá, muy cerca de la frontera con Estados Unidos) en el hemisferio norte.
Si miramos en el mapa del hemisferio sur, el paralelo 30° en Argentina pasa por La Rioja y norte de Entre Ríos, y el paralelo 50° está muy cerca de El Calafate.


Creemos que los parecidos de los paisajes tienen que ver con esta ubicación en el planeta, ya que el clima es bastante similar. Los lagos del sur, los bosques de pinos, las formaciones rocosas en el desierto del norte de Argentina. Hasta la fruta que se siembra en la región es similar: manzanas, peras, ciruelas, duraznos, y zonas con muchas bodegas, como en Mendoza.

Ahora, que pasó con los animales en Argentina? No sabemos. Porque nosotros nos tenemos osos, o elks, o bisontes? 

Bisontes gigantes
Nunca lo sabremos, pero por lo menos mientras estemos acá vamos a disfrutarlos y a intentar verlos y admirarlos en su hábitat salvaje. Hay muchísimos parques nacionales y reservas que protegen las tierras en donde viven y la idea es contarles un poco como fue hasta ahora nuestra experiencia.

Apenas llegamos a Estados Unidos, empezamos a ver carteles en la ruta indicando la presencia de venados. Ay que lindos los bambis! Después vinieron los elks (una especie de venado más grande) y por último los osos!
Digamos que moríamos por ver todos esos animales, pero cuando empezamos a enterarnos de las cosas que pueden pasar, mejor estar lejos. 


Nos son lo más los venados?

Los venados suelen encandilarse con las luces de los autos si es de noche y te los podés llevar por delante, los elks son casi el doble te tamaño que los venados, y los osos son un capítulo aparte. 
Las advertencias para evitar que los osos negros te roben la comida implican poner todo lo que pueda tener olor (hasta una lata de atún cerrada, o la pasta de dientes) en cajas a prueba de osos que los parques y campings proveen, porque los osos pueden olfatear a 3 kilómetros de distancia y hasta son capaces de romper los vidrios de los autos para conseguir lo que quieren. Nuestro miedo tenía que ver con que acampamos en los bosques de manera libre, donde no existen estas cajas para meter la comida. Por eso, fuimos a un centro de visitantes para preguntar e informarnos qué teníamos que hacer. Cuando explicamos cómo está armada la Kangooneta y que dormimos dentro, todo cambió. 
Nos pudimos relajar un poco sabiendo que en realidad los osos nos tienen más miedo que nosotros a ellos, y en caso de sentirse atraídos por algun olor que sale de nuestro auto, los vamos a escuchar y si hacemos ruido, tocamos bocina y gritamos, se van a asustar y se van a ir. 



Todo es genial en la teoría, pero la primera noche que dormimos en zona de osos, nos despertábamos a cada rato con cualquier ruidito. Para colmo, había tormenta y llovió toda la noche, haciendo que las gotas que estaban en los árboles cayeran en el techo de la Kangooneta retumbando más fuerte que de costumbre. Amaneció y pudimos decir oficialmente que habíamos sobrevivido a la primera noche de los ataques de los hambrientos osos negros!

Días más tarde, en una caminata, tuvimos que retroceder porque había un oso bebé en el medio del sendero comiendo plantitas. Sabíamos que la madre podía estar cerca, pero era tan lindo que no podíamos dejar de mirarlo.




Otro día, manejando por esas rutas espectaculares de los parques nacionales, se paró el tránsito de golpe y pensamos que había habido un choque o algo, y era que había un oso a unos metros del camino buscando bichitos en un tronco caído. Era divinamente hermoso, como de peluche, pero ver la facilidad con que destruía la madera te hace replantearte las ganas de quedarte cerca.


Estos son los ejemplos más increíbles fauna salvaje que vimos, pero también están los mini animales que nos sorprenden todo el tiempo.
Nos sigue fascinando ver ardillas (que desde México son muy comunes en cualquier parque). Son tan graciosas y eléctricas que parece que estuvieran actuando todo el tiempo para una película de detectives. Un animal más chiquito y amigable todavía son los chipmunks, parecido a las ardillas pero más simpático. 


En un sequioa, una de las especies de árboles más grandes del mundo, había una cueva de comadrejas, y ver a los curiosos recién nacidos salir a explorar el mundo fue mágico.


Otros animalitos que nos encontramos en el camino:

Elks tomando sol

Ballenas saludando desde el mar

Alligator con cara de hambre

Pajaritos confianzudos 

Patos atrevidos

Perros de la pradera bastante quilomberos
A veces un pavo puede hacerse pasar por un correcaminos
Pajaritos vergonzosos
Vaquita de San Antonio + Margarita = La combinación perfecta
Desde que entramos a Estados Unidos ya recorrimos más de 10 mil kilómetros, lo mismo que desde Ushuaia a La Quiaca ida y vuelta. Ahora estamos muy cerca de Canadá, y la distancia que nos separa de Alaska es de aproximadamente 3000 kilómetros, la misma que hay desde Buenos Aires a Ushuaia. Muchas personas nos dicen que estamos re cerca, y es así, nunca estuvimos tan cerca. Pero igual, todavía estamos lejísimos!

Es muy divertido cuando los estadounidenses se acercan a saludarnos y a preguntarnos por nuestro viaje, porque les parece fascinante que vayamos hasta Alaska. No importa que vengamos desde Argentina que queda muchísimo más lejos, lo que importa para ellos es que vamos a Alaska. Es como que tuvieran una fascinación por esa remota parte del país. Admiración, obsesión, un deseo de conocer ese territorio que se les hace, y tal vez sea reiterativo, muy salvaje.

Y recordando la idea de nuestro viaje, cuando dijimos “ya que estamos en México vamos hasta Canadá, y ya que estamos hasta Alaska”, nos dimos cuenta de que no teníamos ni idea de nada. Y menos mal, porque creo que si lo analizábamos demasiado no sabemos qué hubiera pasado, tal vez no estaríamos acá.


Pero ya que estamos en el baile, vamos a bailar. 
Se viene Canadá, nos vamos HACIA RUTAS CADA VEZ MÁS… SALVAJES!


2 comentarios:

  1. Hola sobrinos, sigo agradeciéndoles indefinidamente por todo lo que estoy aprendiendo con ustedes, y me siento muy feliz que faltando tan poco para que se cumplan los 2 años desde que salieron, estén viviendo tantas experiencias y llegando a destino, los extraño.

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  2. Excelente entrada chicos! Felicitaciones por su viaje, los admiro (y envidio) mucho jajajaaj

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