lunes, 15 de febrero de 2016

El regalo más lindo que podía darnos el viaje: un hijo

Después de casi 10 años juntos y un viaje en el que compartimos las 24 horas del día por más de dos años, sentimos que nuestro amor tenía que tomar otra dimensión… 
Y después de haber llegado a Alaska, el viaje y la vida nos dieron el mejor regalo que podían darnos: UN HIJO.



Un nuevo futuro viajerito se sumó a esta aventura en la última etapa del recorrido por Canadá, y pequeño y silencioso, nos acompaña desde entonces.
La casa de Gabo en Montreal, fue el lugar perfecto para descansar y recargar energías, donde comenzó a crecer…

Viajerito Made in Canada 
En New York confirmamos que estaba ahí, aunque sin darnos ninguna señal ni ningún síntoma que se manifestara en mi cuerpo. 
Solo un test de embarazo casero nos dijo SI, prepárense porque allá voy!



Y fue la Kangooneta (que empezó a fallar más de lo que nos hubiera gustado), la que nos ayudó a tomar la decisión de embarcarla desde allí y adelantar nuestro regreso, como si supiera qué era lo mejor para nosotros.




Unos días en la playas de Miami nos vinieron bien para prepararnos para todas la emociones que vendrían. Aunque ahí si, el hambre y el sueño se apoderaron de mi y yo que pensé que era porque me estaba relajando por todo el stress de la despedida de la Kangooneta!

La panza en Miami
De vuelta en casa tuvimos que mordernos la lengua más de una vez para no contarles a todos la buena nueva; queríamos asegurarnos de que todo estuviera bien.  Y unas dos semanas después de haber llegado a Argentina, lo conocimos y escuchamos por primera vez ese corazoncito latiendo a más no poder…  Ya tenía 2 meses!!!

Fuimos contando la noticia a la familia primero y luego a los amigos. Quisimos hacerlo personalmente siempre que pudimos, porque un abrazo es un abrazo y no había mejor manera de compartir nuestra felicidad.

La abuela Alicia empezó a tejer desde el día siguiente al que se enteró. Nacerá en junio, y ella ya está pensando en toda la ropita de invierno que va a necesitar…


Hace dos semanas lo vimos por segunda vez y nos enteramos que ya pesa medio kilo y que será un varón.

 Todavía no tiene nombre.  Por ahora lo llamamos panza, y somos inseparables.

Con 5 meses en la panza, ya estuvo en más lugares de los que podrá recordar, pero ahí vamos a estar nosotros para contarle las historias del viaje hasta que nos diga: Basta viejos, que pesados que son!

Y ayer, en el día de los enamorados, después de tomar un helado, sentimos las primeras pataditas firmes y no quedó ninguna duda de que viene pisando fuerte, para cambiar nuestras vidas para siempre.

Conociendo al primo Santino en San Bernardo
Paseando por el Tigre

5 comentarios:

  1. Espero que ya hayan pensado bien en cómo prepararla, qué decirle, para que no se sienta dejada de lado, no sienta que pasa a un segundo plano, que ya no es la más mimada, que la vida de ustedes ya no gira más a su alrededor... Espero que sea capaz de comprender esta nueva etapa, la pobre Kangooneta.

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  2. Los felicito, y que mejor cierre de viaje que esta hermosa sorpresa. Me alegro mucho por ustedes, se merecen esta hermosa alegría. Bs. a los dos

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  3. Los felicito, y que mejor cierre de viaje que esta hermosa sorpresa. Me alegro mucho por ustedes, se merecen esta hermosa alegría. Bs. a los dos

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  4. Que hermoso lo que escribiste Flor! Felicitaciones! Un beso enorme. Maria Noel

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  5. Enhorabuena chicos! Un precioso regalo de la vida. A disfrutarlo, a ser felices y a darle mucho amor. Un besito para los tres

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