Como si fuera la primera vez

Hoy escribe Flor.

Visitamos una de las primeras ciudades a las que había viajado por mi trabajo, Cochabamba, hace mas de 5 años.

Llegamos justo para los festejos de la Virgen de Urkupiña, Patrona de la Integración Nacional, en Quillacollo, a 15 km de Cochabamba, y nos mezclamos con la gente para disfrutar de la entrada folklorica, un desfile de 4 km con miles de bailarines y músicos, que empezó a las 8 de la mañana y terminó a las 12 de la noche!

Imagen de la Virgen de Urkupiña

Argentina, siempre presente.

Dicen que es la mejor banda y que los músicos pagan para tocar en ella.
Lo mejor, lejos, el sombrero con las latas de cerveza!

Muy relajadas ellas mientras desfilaban

Fue muy extraño volver a caminar por las mismas calles que ya había caminado, y la sensación fue totalmente diferente. Sentí que nunca había estado acá, que nunca la había visitado realmente.
Tantas veces pensé mientras estaba viajando por trabajo que me gustaría estar con él, para pasear juntos, para que conozca los lugares que conocía, y ahora esos deseos se van a empezar a cumplir. Al final debe ser cierto el dicho que dice que tengas cuidado con lo que sueñas porque podría volverse realidad.

Estar en esta ciudad una vez más me hizo dar cuenta de lo poco que conocía de las ciudades a las que viajaba. No se si a todo el mundo le pase, pero yo iba con el chip de trabajar, estaba sola y además, el único tiempo libre era durante la noche. Para dar un ejemplo bien representativo, fui a Panamá varias veces, y nunca fui a conocer el Canal. Ni yo lo puedo creer!

Rio de Janeiro??? No!!! Es Cochabamba! El Cristo de la Concordia.
Dicen que mide 1 cm más que el Cristo del Corcovado.

Siempre pensé que eso de viajar por trabajo era lo que quería hacer de mi vida. Parecía la ecuación perfecta. Y si bien fue una experiencia genial que me permitió conocer mucha gente, distinguir los acentos de los países latinoamericanos a la primera frase, conocer comidas diferentes así como frases o palabras que usan en cada lugar. Todo esto hizo despertar en mí las ganas de volver a cada lugar, pero de otra manera, justo como ahora. Con tiempo para dedicarle a cada lugar, para disfrutarlo, caminar por sus mercados y comer en los puestos de la calle, aunque los médicos no lo recomienden.

Otra de las cosas que me convirtieron en esto que soy, son mis vacaciones de la niñez. El recuerdo que tengo es el de la improvisación. Mi mamá es docente y mi papá tiene su propia empresa. Paradójicamente, la época del año en que mi mamá tiene vacaciones coincide con la época de más trabajo para mi papá. Imagínense que nunca se podía planificar nada. Se me viene a la mente a mi papá llegando a casa un día a la noche y decir: Alicia, hacé los bolsos que mañana nos vamos! Cuando era chica envidiaba a aquellos que veraneaban todos los años en el mismo lugar y en la misma época, porque ya tenían amigos y creía que todo les era más fácil que a mí y a mis hermanos. Sumado a la salida de raje, el destino "vacacionístico" nunca fue el mismo porque a mis viejos les gustaba ir a distintos lugares (aunque mi papá rezonga porque dice que no nos acordamos). Por razones obvias nunca nos fuimos en avión a ningún lado, siempre en auto, incluso a la Patagonia o a Brasil. Y gracias a todo este combo es que conozco muchos lugares de Argentina.

Ahora que lo pienso bien, creo que los genes de mis viejos se apoderaron de mí y es en gran parte gracias a ellos que hoy puedo estar acá, habiendo dado un giro a mi vida y cambiando lo conocido, lo estable, lo seguro, por una aventura.

Cada vez andamos mas relajados...