Hoy escribe Flor.
Desde que llegamos a Perú teníamos nuestras dudas acerca de
visitar la ciudad de Lima. Algunos nos decían que no nos la podíamos perder y
otros que no entráramos por nada, que era muy inseguro y que nos iba a pasar
algo malo.
Cuando estábamos en Cusco pensábamos que hacer y como
todavía faltaba para llegar a Lima, nos dijimos que lo íbamos a decidir más
adelante.
El mar Pacífico, que de pacífico no tiene nada. Acantilados, muchas olas y muy frío! |
Desde Cusco fuimos a Nasca por el “camino corto” que nos
llevó dos días y miles de curvas. El camino largo tal vez nos hubiera tomado el
mismo tiempo, pero era casi el doble de distancia. Si hubiéramos ido en bus
seguro nos mareábamos como cuando fuimos a Machupicchu, pero por suerte en la
Kangooneta vamos mas despacio y podemos ir parando cuando queremos.
El camino que pasa por Abancay va cambiando de paisaje todo
el tiempo. Salimos de una altura de 2700 metros, bajamos, volvimos a subir
hasta los 4200, donde nos tuvimos que detener por hora y media porque estaban
arreglando la ruta. Ahí fue donde nos pusimos a conversar con una profesora y
sus alumnos y terminamos aprendiendo algo de Quechua. Desde ahí el camino es
todo bajada hasta llegar a Nasca. En la última parte el camino se convirtió en
un desierto, literalmente, con dunas de arena, y todo muy seco.
Aprendiendo quechua en el camino |
Al día siguiente visitamos unas pirámides de barro y unos
acueductos construidos por los Nasca hace 2000 años. Los acueductos todavía son
usados por los campesinos para llevar agua a sus tierras. Por la tarde quisimos
ir al mirador metálico de las líneas de Nasca pero había tormenta de arena y
nos advirtieron que no íbamos a ver nada. En realidad, dicen que la mejor
manera de ver las líneas es sobrevolar la zona con una avioneta, pero estaba
fuera de nuestro presupuesto y de nuestras
prioridades. Al día siguiente, tempranito, antes de que se levante viento,
partimos hacia el norte con destino Huacachina. Aprovechando que el mirador
quedaba en el camino, paramos a ver de qué se trataban estas famosas líneas. No
quiero poner en duda su autenticidad, pero me pareció muy extraño que estas
líneas se mantengan tan perfectamente en su
lugar en un desierto tan ventoso como ese. Simplemente me levanta sospechas.
Llegamos a Huacachina, cerca de Ica, para el mediodía. Es un
oasis en el medio del desierto, bastante impresionante por la altura de las
dunas. Hoy en día, tienen que mantenerlo para que no se seque, pero
originalmente era un oasis natural. Es muy turístico, está lleno de gente
paseando, haciendo sandboard y paseando en unos autos areneros muy ruidosos.
Quisimos ir al lado del lago a relajarnos un poco y nos encontramos con una
pareja de argentinos que habíamos conocido en Coroico y nos habíamos vuelto a
cruzar en La Isla del Sol. Ellos estaban con otras dos parejas de argentinos, y
en seguida se armó la ronda de mates, algunos de los chicos se fueron a jugar
al futbol y a la noche salieron unas terribles pizzas caseras hechas a las
brasas.
A la mañana siguiente todos coincidíamos en que queríamos ir
a visitar el Parque Nacional Paracas.
Primera parada: Fuimos a comprar algunas cosas al mercado
para cuando estuviéramos en el parque. Sabíamos que íbamos a estar medio
aislados.
Segunda Parada: Bodega de Pisco, para conocer el proceso de
fabricación y de paso probar, porque no?
Nos habían recomendado que en el Parque pasemos la noche
cerca de la casa del guardaparques. No entendimos muy bien porque, ya que el
lugar se ve muy tranquilo, pero al ingresar, el señor del puesto de control nos
dijo lo mismo, así que le hicimos caso. Cuando estábamos por llegar a la casa
del guardaparques eran casi las tres de la tarde y le dije a Gaby: No creo que
los chicos vengan acá, queda demasiado alejado este lugar. Hicimos unos metros
más y ahí estaban, recién llegados en un taxi (nos hubiera encantado poder
llevarlos pero eran 6 más sus mochilas). Al bajar del auto, casi nos volamos!
Claro, Paracas quiere decir “Tormenta de arena”. Y estando adentro del auto no
nos habíamos dado cuenta del viento que había, si no hay ni un árbol. Que digo
árbol? Sería mucho pedir! No hay ni un arbusto ni un yuyo!
A lo lejos vimos una camioneta estacionada. Gaby me dice: Es
una Trafic. Tienen que ser los argentinos que conocimos en Copacabana. A lo que
yo respondí, no puede ser! Sería mucha casualidad que nos juntáramos 11
argentinos en Paracas! Un equipo de futbol! Efectivamente, eran quienes ya
conocíamos, una pareja que viaja con su bebé hasta Venezuela.
Usamos las camionetas para tapar un poco el viento y al
atardecer nos pusimos a cocinar unas pastas con salsa casera y Cristian hizo
unos pancitos caseros a las brasas que devoramos con manteca que nos convidó
Martín, el guardaparques con quien compartimos esos días.
Desayunando en Paracas |
Al otro día, nos fuimos a recorrer el parque. El día
anterior, el viento no nos había dejado darnos cuenta de que estábamos en el
Pacífico por primera vez! Felicidad pura!
Hay dos lugares que nos gustaron mucho. La zona de avistaje
de lobos marinos, donde vimos más aves que otra cosa, pero también vimos
delfines! No se imaginen Mundo Marino. Fue muy diferente, y mucho mejor, porque
iban muchos juntos y se los veía saltando, libres, con todo el mar para ellos, como
tiene que ser!
Si miran con atención, más allá de la espuma se ve el lomo del delfín. El fotógrafo se disculpa por no tener una mejor imagen. |
Tranquilos, no me voy a tirar. |
Lobos marinos! |
Juan Salvador y su amigo |
Gaviotín Zarcillo |
Y la zona de La Catedral, una formación de piedra en la
costa que tenía como un puente, pero que se rompió con el terremoto de Pisco (a
solo 27 km) en el año 2007. Desde ahí se ven los mejores atardeceres del parque,
donde el sol cae en el mar, y Gaby no paraba de sacar fotos.
Antes del terremoto |
Al volver a la casa del guardaparques los argentinos se
habían ido. Imaginamos que estando en carpa era difícil soportar tanto viento.
Nosotros decidimos quedarnos y, contra todo pronóstico, esa noche no hubo ni
una gota de viento.
Atardecer en el Pacífico |
Nos estábamos acercando a Lima y teníamos que ir definiendo
que hacer. Habíamos pensado dejar la Kangooneta en algún pueblo cercano, tal
vez antes de llegar a Lima, tomarnos un bus y evitarnos el stress de manejar en
la ciudad. Miramos el mapa, lo estudiamos un poco y nos parecía que Miraflores
no estaba tan lejos de la Panamericana. Ya fue, vamos con el auto!
Decidimos pasar la noche unos 20 km antes de llegar a Lima,
para entrar temprano en la ciudad. No tuvimos en cuenta que iba a ser como
tomar la autopista al centro en Buenos Aires a las 7 am. Los autos tocan bocina
porque sí, no dan el paso por nada del mundo y la señalización de las salidas
de la autopista prácticamente no existen.
Gaby me dice: Tenés muchas ganas de conocer Lima?
Nos miramos y, prácticamente sin hablarlo, optamos por seguir
viaje.
Será en otra ocasión.
Perdón Lima.
Ustedes con dos pinguinos en mil kilometros a la redonda y yo con 24 millones de Brasileros en San Pablo. Hace un poco menos de frio que en el Pacifico, no te lo voy a negar.
ResponderEliminarPD: impresionante las fotos.
Por lo único q tenían q entrar a Lima era para comer en La Lucha. TERRIBLES SANDWICHES HACEN EN ESE LUGAR, les juro!!!!!!!! Yo después les muestro las fotos de ciudad, no se pierden mucho :P
ResponderEliminarQ lindo todo lo q vieron, q lindas fotossssss.
Los extraño a lot!!!!
Besos a ambos.
Lora
Que fotazas! me encanta :) en Venezuela los encontrare :P
ResponderEliminarbesoos
Gracias Pato!!! Nos estamos viendo!!!
Eliminarlos quiero hasta Alaska!!!!me encantaron las fotos ...me encanta el viaje que están haciendo y el valor que le dan a la naturaleza y no a tanto edificio colonial español...gracias, sigo viajando con ustedes.un beso y un abrazo de osa.Teresa Shanahan
ResponderEliminarGracias por seguirnos! Saludos!!
EliminarGracias, comparto con uds este viaje a través de las crónicas detalladas y las hermosas fotos!! feliz viaje!! Laura Fernández
ResponderEliminarGracias Laura!!! Abrazo grande!
EliminarChicos: HERMOSO !!!!!!!!!!!!!!!!!! Lo que muestran y ustedes !!!!!!!!!!!!!!!, Los queremos mucho, sigan cuidándose y que siempre la buena estrella los guie.....Me van a echar del trabajo por estar tan pegada a sus publicaciones, no me quiero perder nada !!!!!!!!!!!
ResponderEliminarBESOS Y ABRAZO DE OSO PARA LOS DOS.
Mirta