miércoles, 2 de octubre de 2013

Hola Lima, chau Lima


Hoy escribe Flor.

Desde que llegamos a Perú teníamos nuestras dudas acerca de visitar la ciudad de Lima. Algunos nos decían que no nos la podíamos perder y otros que no entráramos por nada, que era muy inseguro y que nos iba a pasar algo malo.
Cuando estábamos en Cusco pensábamos que hacer y como todavía faltaba para llegar a Lima, nos dijimos que lo íbamos a decidir más adelante.

El mar Pacífico, que de pacífico no tiene nada. Acantilados, muchas olas y muy frío!

Desde Cusco fuimos a Nasca por el “camino corto” que nos llevó dos días y miles de curvas. El camino largo tal vez nos hubiera tomado el mismo tiempo, pero era casi el doble de distancia. Si hubiéramos ido en bus seguro nos mareábamos como cuando fuimos a Machupicchu, pero por suerte en la Kangooneta vamos mas despacio y podemos ir parando cuando queremos.
El camino que pasa por Abancay va cambiando de paisaje todo el tiempo. Salimos de una altura de 2700 metros, bajamos, volvimos a subir hasta los 4200, donde nos tuvimos que detener por hora y media porque estaban arreglando la ruta. Ahí fue donde nos pusimos a conversar con una profesora y sus alumnos y terminamos aprendiendo algo de Quechua. Desde ahí el camino es todo bajada hasta llegar a Nasca. En la última parte el camino se convirtió en un desierto, literalmente, con dunas de arena, y todo muy seco.

Aprendiendo quechua en el camino
Al día siguiente visitamos unas pirámides de barro y unos acueductos construidos por los Nasca hace 2000 años. Los acueductos todavía son usados por los campesinos para llevar agua a sus tierras. Por la tarde quisimos ir al mirador metálico de las líneas de Nasca pero había tormenta de arena y nos advirtieron que no íbamos a ver nada. En realidad, dicen que la mejor manera de ver las líneas es sobrevolar la zona con una avioneta, pero estaba fuera de nuestro presupuesto y  de nuestras prioridades. Al día siguiente, tempranito, antes de que se levante viento, partimos hacia el norte con destino Huacachina. Aprovechando que el mirador quedaba en el camino, paramos a ver de qué se trataban estas famosas líneas. No quiero poner en duda su autenticidad, pero me pareció muy extraño que estas líneas se mantengan tan perfectamente en su lugar en un desierto tan ventoso como ese. Simplemente me levanta sospechas.

"Las Manos", una de las líneas que se ven desde el mirador metálico



Llegamos a Huacachina, cerca de Ica, para el mediodía. Es un oasis en el medio del desierto, bastante impresionante por la altura de las dunas. Hoy en día, tienen que mantenerlo para que no se seque, pero originalmente era un oasis natural. Es muy turístico, está lleno de gente paseando, haciendo sandboard y paseando en unos autos areneros muy ruidosos. 

Huacachina, un oasis en el medio del desierto.




Quisimos ir al lado del lago a relajarnos un poco y nos encontramos con una pareja de argentinos que habíamos conocido en Coroico y nos habíamos vuelto a cruzar en La Isla del Sol. Ellos estaban con otras dos parejas de argentinos, y en seguida se armó la ronda de mates, algunos de los chicos se fueron a jugar al futbol y a la noche salieron unas terribles pizzas caseras hechas a las brasas.


A la mañana siguiente todos coincidíamos en que queríamos ir a visitar el Parque Nacional Paracas.
Primera parada: Fuimos a comprar algunas cosas al mercado para cuando estuviéramos en el parque. Sabíamos que íbamos a estar medio aislados.
Segunda Parada: Bodega de Pisco, para conocer el proceso de fabricación y de paso probar, porque no?

Nos habían recomendado que en el Parque pasemos la noche cerca de la casa del guardaparques. No entendimos muy bien porque, ya que el lugar se ve muy tranquilo, pero al ingresar, el señor del puesto de control nos dijo lo mismo, así que le hicimos caso. Cuando estábamos por llegar a la casa del guardaparques eran casi las tres de la tarde y le dije a Gaby: No creo que los chicos vengan acá, queda demasiado alejado este lugar. Hicimos unos metros más y ahí estaban, recién llegados en un taxi (nos hubiera encantado poder llevarlos pero eran 6 más sus mochilas). Al bajar del auto, casi nos volamos! Claro, Paracas quiere decir “Tormenta de arena”. Y estando adentro del auto no nos habíamos dado cuenta del viento que había, si no hay ni un árbol. Que digo árbol? Sería mucho pedir! No hay ni un arbusto ni un yuyo!

A lo lejos vimos una camioneta estacionada. Gaby me dice: Es una Trafic. Tienen que ser los argentinos que conocimos en Copacabana. A lo que yo respondí, no puede ser! Sería mucha casualidad que nos juntáramos 11 argentinos en Paracas! Un equipo de futbol! Efectivamente, eran quienes ya conocíamos, una pareja que viaja con su bebé hasta Venezuela.
Usamos las camionetas para tapar un poco el viento y al atardecer nos pusimos a cocinar unas pastas con salsa casera y Cristian hizo unos pancitos caseros a las brasas que devoramos con manteca que nos convidó Martín, el guardaparques con quien compartimos esos días.

Desayunando en Paracas

Al otro día, nos fuimos a recorrer el parque. El día anterior, el viento no nos había dejado darnos cuenta de que estábamos en el Pacífico por primera vez! Felicidad pura!


Hay dos lugares que nos gustaron mucho. La zona de avistaje de lobos marinos, donde vimos más aves que otra cosa, pero también vimos delfines! No se imaginen Mundo Marino. Fue muy diferente, y mucho mejor, porque iban muchos juntos y se los veía saltando, libres, con todo el mar para ellos, como tiene que ser!

Si miran con atención, más allá de la espuma se ve el lomo del delfín.
El fotógrafo se disculpa por no tener una mejor imagen.

Tranquilos, no me voy a tirar.

Lobos marinos!

Juan Salvador y su amigo
Gaviotín Zarcillo


Y la zona de La Catedral, una formación de piedra en la costa que tenía como un puente, pero que se rompió con el terremoto de Pisco (a solo 27 km) en el año 2007. Desde ahí se ven los mejores atardeceres del parque, donde el sol cae en el mar, y Gaby no paraba de sacar fotos.

La Catedral hoy en día, después del terremoto de Pisco en 2007

Antes del terremoto

Al volver a la casa del guardaparques los argentinos se habían ido. Imaginamos que estando en carpa era difícil soportar tanto viento. Nosotros decidimos quedarnos y, contra todo pronóstico, esa noche no hubo ni una gota de viento.

Atardecer en el Pacífico 

Conocimos a Ballenita, el loco de los pingüinos, un guardaparques muy divertido. Les presento a Pancho 10, el décimo pingüino que rescatan y que están cuidando hasta que esté preparado para estar en su hábitat natural.   


Nos estábamos acercando a Lima y teníamos que ir definiendo que hacer. Habíamos pensado dejar la Kangooneta en algún pueblo cercano, tal vez antes de llegar a Lima, tomarnos un bus y evitarnos el stress de manejar en la ciudad. Miramos el mapa, lo estudiamos un poco y nos parecía que Miraflores no estaba tan lejos de la Panamericana. Ya fue, vamos con el auto!
Decidimos pasar la noche unos 20 km antes de llegar a Lima, para entrar temprano en la ciudad. No tuvimos en cuenta que iba a ser como tomar la autopista al centro en Buenos Aires a las 7 am. Los autos tocan bocina porque sí, no dan el paso por nada del mundo y la señalización de las salidas de la autopista prácticamente no existen. 

Gaby me dice: Tenés muchas ganas de conocer Lima?
Nos miramos y, prácticamente sin hablarlo, optamos por seguir viaje.
Será en otra ocasión.
Perdón Lima.


9 comentarios:

  1. Ustedes con dos pinguinos en mil kilometros a la redonda y yo con 24 millones de Brasileros en San Pablo. Hace un poco menos de frio que en el Pacifico, no te lo voy a negar.
    PD: impresionante las fotos.

    ResponderEliminar
  2. Por lo único q tenían q entrar a Lima era para comer en La Lucha. TERRIBLES SANDWICHES HACEN EN ESE LUGAR, les juro!!!!!!!! Yo después les muestro las fotos de ciudad, no se pierden mucho :P
    Q lindo todo lo q vieron, q lindas fotossssss.
    Los extraño a lot!!!!
    Besos a ambos.

    Lora

    ResponderEliminar
  3. Que fotazas! me encanta :) en Venezuela los encontrare :P
    besoos

    ResponderEliminar
  4. los quiero hasta Alaska!!!!me encantaron las fotos ...me encanta el viaje que están haciendo y el valor que le dan a la naturaleza y no a tanto edificio colonial español...gracias, sigo viajando con ustedes.un beso y un abrazo de osa.Teresa Shanahan

    ResponderEliminar
  5. Gracias, comparto con uds este viaje a través de las crónicas detalladas y las hermosas fotos!! feliz viaje!! Laura Fernández

    ResponderEliminar
  6. Chicos: HERMOSO !!!!!!!!!!!!!!!!!! Lo que muestran y ustedes !!!!!!!!!!!!!!!, Los queremos mucho, sigan cuidándose y que siempre la buena estrella los guie.....Me van a echar del trabajo por estar tan pegada a sus publicaciones, no me quiero perder nada !!!!!!!!!!!
    BESOS Y ABRAZO DE OSO PARA LOS DOS.
    Mirta

    ResponderEliminar

Dejanos tus comentarios acá!

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...