Eran las 2 am del Jueves 26 de Junio, estábamos en el
malecón de Manga en Cartagena, y faltando solo días para cumplir nuestro primer
año de viaje, de nuestras bocas salían al unísono: “Nos volvemos para
Argentina!”.
Habíamos llegado poco tiempo antes con la idea de embarcar
la Kangooneta con rumbo a Panamá. Eran días en que explotábamos de
felicidad. Desde que habíamos vuelto a
Colombia, sabíamos que estar de nuevo en este país era el sinónimo de que nos
íbamos para Centroamérica.
Daba vueltas en nuestras cabezas que tal vez este cruce
sería justo para el 9 de Julio, fecha en la que un año atrás, habíamos dejado
nuestra casa, nuestros amigos, familia, trabajo y la rutina. Fecha en la que
nos aventuramos a recorrer y a descubrir un estilo de vida totalmente distinta,
conociendo millones de paisajes diferentes, pero lo que siempre vamos a decir: que
lo más importante de este año de viaje fue toda la gente que conocimos, que nos
ayudó ya solo saludándonos o recibiéndonos en su casa de manera totalmente
espontánea.
Esos días en Cartagena, nos la pasamos yendo de una naviera
a otra pidiendo cotizaciones para embarcar la Kangooneta de la manera más
económica. Hasta contemplamos mandarla en carga suelta, sabiendo que es más
riesgoso ya que uno deja la llave del vehículo y nos han contado que los
tripulantes del barco siempre se llevan un “souvenir”. Pero igual, el valor no
bajaba, era lo mismo que compartir un container, y en este último uno tiene la
ventaja de que queda cerrado y se abre cuando retiramos los vehículos.
Ese Jueves cuando estaba anocheciendo, nos invitó a charlar
otra familia argentina que estaba viajando en un motorhome enorme, éramos 8
dentro y todavía había lugar. A ellos en un principio le pedían muchísisisima
plata para embarcar. Y casi al oído, le digo a Flor, con esa plata, les
conviene vender el motor home, volar a estados Unidos y comprar otro allá, y
después de recorrer lo venden, si total, dicen que allá los usados se
encuentran a precios regalados.
Nos miramos, y por que no hacerlo nosotros? Muchas veces
durante el viaje lo dijimos. Nosotros tendríamos que haber comprado en Estados
Unidos, hay muchos que lo hacen, peros siempre nos asustó el tema de los
papeles del vehículo.
Y en ese momento, pensamos que lo mejor era hacerlo. Era
raro llegar a esa conclusión luego de recorrer Argentina, Bolivia, Perú,
Ecuador, Colombia, Venezuela, Guyana, Surinam y Guyana francesa y habiendo
hecho 30 mil kilómetros. Pero a veces las cosas se dan así. O tal vez el otro
factor era que estábamos degustando un aguardientico que nos regalaron unos
bomberos en Venezuela.
No sabemos porque, pero sonaba muy lógico, aunque tenía un
grado de locura importante. No estaba mal repensar las cosas. Siempre decimos
que nuestro día arranca, sabemos donde despertamos, pero nunca sabemos que será
de ese día y dónde dormiremos.
Nos bajamos del motorhome y nos quedamos un rato larguísimo
charlando y flasheando como seguiría esta decisión.
Definido! Volvemos a Argentina, vendemos la Kangoo, y con
esa plata, volamos a Estados Unidos y compramos algo allá. Sonaba muy lógico,
nos ahorrábamos el dinero del cruce, la ida y la vuelta, y teníamos la
posibilidad de tener algo más grande.
Porque tenemos que confesarles algo, la Kangooneta nos da demasiadas
alegrías, pero le falta un poco más de espacio para estar dentro usando la
computadora, para poder escribir los relatos que ustedes leen y elegir y
retocar fotos.
Al día siguiente sucedía un de esas cosas de casualidad/causalidad
que nos vienen pasando. Estaban con nosotros Damián y Mercedes, una pareja
argentina que había comprado una Kombi en México. Estaban llegando Nora y Jorge
que habían comprado un motorhome en
Estados Unidos; y Yayo y Sofía que habían comprado en México. Con estos últimos
estuvimos charlando mucho, nos pasaron páginas en donde buscar vehículos y un
dato importantísimo: Había unos argentinos que dejaron su camioneta en el país
del norte y ahora están en Argentina.
Listo! Las cosas se dan por algo, mejor imposible. Les compramos
o les hacemos el favor de bajar su camioneta andando hasta nuestro querido
país. Nos mandamos unos mensajes y acordamos en hablar por la tarde.
Cuando todo estaba cerrando, esa idea estaba cambiando de
ser una locura a ser la más lógica de las decisiones que podíamos elegir.
Tuvimos otra charla con otros viajeros que estaban en
Venezuela, Quique y Marisa. Que lío de viajeros no? Cuando uno esta en Buenos
Aires en su rutina, parece lo más normal del mundo ir todos los días a trabajar
y hacer todos los días lo mismo, pero viajando, uno se encuentra con muchos que
hacen lo mismo que uno, y ahora esto es lo normal.
Con estos últimos también hablamos mucho, y en un momento
nos dicen, pero “Están seguros chicos? A la Kangoo ya le conocen las mañas…” Y
esa fue las frase que nos hizo dar vuelta como una tortilla, la Kangooneta no
tiene mañas! Hace todo lo que nosotros le exigimos sin quejarse y encima
consume muy poca gasolina comparado con los grandes motorhome.
Así como les contaba que explotábamos de felicidad cuando
entrábamos a Colombia pensando en el cruce a Panamá, lo hacía nuestra cabeza
con estos cambios de decisiones. Igualmente siempre estábamos felices, la idea
era seguir viajando de una u otra manera. Eso estaba confirmado, queremos
seguir con esta vida.
Y pensamos que esta muy bien por un momento replantearse las
cosas, y pensar y sentir en si lo que uno hace esta bien o no, si lo disfruta o
no.
Fuimos en nuestra fiel compañera hasta la oficina del agente
aduanero a confirmarle nuestro lugar en el container, y desde la oficina les
avisamos a Paul y a Erika que nuestra querida Kangooneta viajará con su Kombi
Aurora.
Hoy, 7 de julio, entregamos la Kangooneta en el puerto y nos
quedamos sin casa por una semana.
Llegamos a Panamá a los 15 minutos que comienza el 9 de
Julio.
Y así es como se da una vez más la casualidad/causalidad.
Salimos de viaje el día de la Independencia Argentina y empezaremos nuestro
segundo año de viaje en Centroamérica!
Control anti-narcóticos en el puerto |
La Kangooneta entra primera! |
Cortesía de Viaje Sin Destino: Paul, Eduardo y yo. |
Todo listo! |
Todo bien asegurado! |
Documentos en mano! |
Se cerró |
Y se fue! Chau Kangooneta! Nos vemos del otro lado! |
Todo en buena hora! Sigan adelante! Todavia no es hora de despertar....
ResponderEliminarAguante la Kangooneta!!!
ResponderEliminarAcá en Panamá se van a encontrar un montón de gente linda con los brazos abiertos que les darán la bienvenida.
Besotes chicos!
chicos! mi mayor admiracion por esa hermosa experiencia. muchos exitos!!!!!!
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