A veces, cuando estás viajando, te sentís dentro de una
película bizarra. Te pasan cosas raras, que nunca te imaginarías que podrían
pasarte. Y aquí, algunas de las que nos pasaron en Guyana.
En Georgetown queríamos ir al jardín botánico. Íbamos
andando en la Kangooneta y como se maneja del lado izquierdo, no estábamos bien
seguros de cómo hacer sin cometer una infracción. Nos habíamos pasado y
teníamos que dar la vuelta para volver. Cuando estábamos por girar en u, vimos
que la policía estaba parando el tránsito, entonces seguimos, no vaya a ser
cosa que nos hagan una multa. Obviamente nos pararon pero solo preguntaron si
éramos turistas y sin pedir ningún papel nos dejaron ir. Aprovechamos para
preguntar donde podíamos girar para ir al jardín botánico. El policía,
relajado, nos dice: “acá mismo”. Nuestras caras de asombro y nuestro silencio
deben haber sido claves para que el policía vuelva a decir: “acá mismo. Yo les
paro el tránsito y dan la vuelta”.
Nos miramos y nos dijimos: Esto es una infracción, pero si
el policía nos esta autorizando, allá vamos!
En el Jardín botánico estábamos disfrutando de la sombra en
un día caluroso, cuando de repente aparece un señor con una mochila. Mira el
auto, lee y sigue. Unos metros más adelante, frena, se da vuelta y nos grita:
“De donde son?. Y nosotros: “De
Argentina”. Responde: “ Bienvenidos a Guyana!” y sigue caminando.
Avanza otros pocos metros y vuelve a conversar con nosotros.
En 5 minutos y en un inglés bastante claro aunque muy acelerado, nos contó la
historia de su vida. El señor es biólogo y se dedicó a viajar por el país
durante 40 años buscando plantas y hierbas que puedan ser nutritivas y
alimenticias, sobre todo para enseñar a las comunidades a alimentarse mejor.
En un momento, abre la mochila y empieza a sacar cosas para
darnos: 2 frutos de una palmera (tipo cocos) para hacer batidos, unas semillas
fuente de vitamina C, unas hojas muy aromáticas y unas hierbas amargas para
ayudar a la digestión de carnes. Y tuvimos que pararlo porque quería seguir
dándonos cosas. Todo el tiempo repetía que éramos viajeros, que teníamos que
estar bien fuertes y que lo necesitábamos más que el.
Y así como apareció repentinamente, de la misma manera
interrumpió la conversación, se despidió y se fue.
Saliendo de Georgetown, camino hacia la frontera con
Surinam, podrías pensar que te metieron en un videojuego de carreras de autos
con obstáculos.
Son unos 200 km mas o menos en los que debes esquivar todo
lo que se ponga en tu camino. Y con todo me refiero a: gallinas, cabras,
chanchos, burros, caballos, vacas, niños corriendo, gente en bicicleta y los
infaltables mini buses del demonio que frenan en la mitad de la ruta como si
nada. Y todo esto, conduciendo del otro lado al que estamos acostumbrados.
Esta gente sí sabe como hacer para poner a prueba tu
paciencia!
Si te gustan las montañas rusas, no hace falta que vayas a
Disney. En Guyana un viaje en minibús puede hacerte liberar la misma cantidad
de adrenalina.
Al llegar al mercado, que es de donde salen todos los buses,
los vendedores se te abalanzan ofreciéndote viajes a todos los destinos. No
tienen horario, sino simplemente esperan un poco hasta que suben algunos
pasajeros y luego empiezan a andar muy despacito gritado por la ventana el
destino hasta que se llena. Y ahí agarrate porque empieza la aventura. Si te
gusta demasiado la adrenalina, intentá sentarte cerca del chofer para ver todo.
El conductor pone la música a todo lo que da, agarra el infaltable celular y a
rodar!
El lugar parecía bastante tranquilo y alejado del pueblo,
por lo que preguntamos a los funcionarios de la Aduana si podíamos quedarnos a
dormir en el estacionamiento del lugar. El señor, muy serio, nos dijo que no.
“Esto es una Aduana y nadie puede quedarse a pasar la noche aquí dentro. Si
quieren, pueden quedarse del otro lado de la reja (que medía 1 metro de alto)”.
Como había que empezar los trámites a las 6.30 de la mañana,
decidimos quedarnos allí. La idea era cocinarnos algo y acostarnos temprano.
Serían como las 7 de la noche cuando empezamos a escuchar
música viniendo desde la Aduana cada vez mas fuerte. Al rato empezaron a llegar
algunos autos que entraban al estacionamiento que a nosotros se nos había
prohibido.
Karaoke, música y risotadas eran los sonidos que
predominaban en el silencio del lugar.
No podíamos creerlo. Se hicieron los serios con nosotros y
ahora se están mandando una fiesta en la frontera.
A la mañana siguiente, como si nada hubiera pasado, estaban
trabajando como todos los días.
Nuevamente nos llamó la atención lo formales que son para
vestir, con uniformes demasiado bien planchados y zapatos de charol brillantes
como un espejo, lo burocráticos con los papeles y lo estrictos con la conducta
de la gente.
Ordenaban a todo el mundo para que haga fila para todo,
aunque no valía la pena estar ahí parado esperando. No te dejaban apoyar contra
las paredes y a los hombres les hacían sacar la gorra mientras estuvieran en
las “oficinas”.
Por último, una historia de las que nos pasó en la selva.
Cuando íbamos para Georgetown escuchamos un ruido que venía del interior de la selva. Era como un rugido y nos asustamos bastante, así que nos subimos al auto y rajamos. Después, intentando analizarlo, terminamos por pensar que sería alguna máquina que usan las empresas madereras para cortar árboles y nos quedamos tranquilos. Un mes más tarde, volviendo por la misma ruta, volvimos a escuchar el mismo sonido, no solo una, sino dos veces, dentro de la Reserva Iwokrama. La segunda vez logramos grabarlo para que nos quede el registro. Le preguntamos al Guardaparques, pero tenía muy poca onda y no entendimos lo que nos respondió. Creo que nos quedará la duda para siempre… o tal vez alguno de ustedes nos ayude a saber que es.
ese ruido no parece una máquina... jaguares en celo?? también habría salido corriendo de ahí, por las dudas
ResponderEliminarViste? No parecen máquinas... lo mejor fue rajar, definitivamente!
ResponderEliminarGracias por leernos y comentar!
Saludos viajeros
jajajaj, yo me hubiera vuelto a Argentina cuando lo escuche la primera vez jaja...
ResponderEliminarMas o menos que rajamos, no te creas que nos quedamos mucho tiempo ahí! Saludos!
ResponderEliminarEs horrible! si lo escucho de noche me hago encima :)
ResponderEliminarLindisimo su viaje, los descubri hoy y ya llevo unas 3 horas frente a la PC devorando los posts. Soy de Bariloche pero vivo en un pueblito del nordeste brasilero. En un tiempito mas voy a Argentina a comprar un motorhome con la intencion de darle la vuelta a Sudamerica en sentido antihorario. Gracias por toda la informacion que brindan y por la transmision de buenas ondas.
Espero nos crucemos en algun punto, saludos!!!
Leo
me parece que son monos...
ResponderEliminarme parece que son monos...
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