En los 20 días que pasamos en Guyana
fuimos invadidos por una cultura totalmente desconocida para nosotros, y para
entenderlo no queda otra que volver muchos años en el tiempo.
Mientras en la época de la Colonia, los españoles
y portugueses estaban presentes en la mayor parte de Sudamérica, Inglaterra,
Holanda y Francia se disputaban estos pedacitos de tierra. Y si bien Guyana se
independizó del Reino Unido en 1966, su territorio también estuvo en manos de
los Países Bajos algún tiempo antes.
City Hall |
Mercado |
Inicialmente, todos estaban locos por la
“fiebre del oro” y vinieron impulsados por la leyenda El Dorado, pero no la
encontraron y empezaron a trabajar la tierra.
La caña de azúcar es el cultivo por
excelencia y los Amerindios, como llaman aquí a los habitantes nativos, no
sobrevivían a las condiciones de trabajo. Entonces trajeron esclavos de África
para trabajar en el campo, hasta que en 1833, año en que se abolió la esclavitud,
se quedaron sin mano de obra. Los africanos no querían trabajar ni siquiera por
un sueldo y ahí es cuando empezó la mezcla cultural que existe hoy en Guyana.
Empezaron a llegar habitantes de la
India, mano de obra económica de otra colonia inglesa. Más adelante, otras
inmigraciones de Laos, Isla de Java, Singapur, y otros países de Asia. Y por
último, muchos chinos y brasileros.
Actualmente, la mayor parte de la
población es de descendencia africana o india.
Guyana es el único país de Sudamérica en
donde se habla inglés. Aunque debido a la mezcla de razas, no tiene nada que
ver con el inglés de Estados Unidos o Inglaterra, y se complica mucho,
demasiado, entenderlo. El nombre del país se pronuncia “Gaiana”.
También se maneja del lado izquierdo,
algo que nos costó muchísimo. Tal es así que para manejar en ruta, con nuestro
volante que está en el lado contrario al de ellos, se necesitan 2 personas: Una al volante y el
acompañante que vaya mirando para ver si se puede adelantar.
Además de que se maneja del otro lado, lo
hacen como locos. Los minibuses para transporte público van en el aire, con la
música a todo lo que da y el chofer todo el tiempo con el teléfono en la mano.
No apto para cardíacos.
El deporte popular no es el futbol, sino
el criquet! Esto es lo más increíble de todo.
Lo juegan los chicos en la escuela, los
adultos en los parques y el domingo en la mañana, cuando hay partido que se
pasa por televisión, se para el país.
Criquet en una escuela musulmana |
Criquet en el parque |
Fue el primer país en el que no conocían
a Maradona, pero vimos muchas calcomanías del “Che” y cuando preguntábamos si
sabían quién era, ponían cara de “yo no sé”.
La gente nos pareció muy buena onda. No
teníamos idea de con qué nos íbamos a encontrar y lo bueno de eso es que no
estás esperando nada.
A la ida, en el temible camino de Lethem
a Georgetown, cada vez que parábamos al costado de la ruta, aunque sea para
sacar una foto, los pocos autos que pasaban se tomaban la molestia de parar y
de preguntar si estaba todo bien y si necesitábamos algo.
Faltando poco para llegar a la Capital,
teníamos que llamar por teléfono a una persona que nos iba a conseguir un lugar
donde estacionar para dormir. Pero obviamente no teníamos celular habilitado y
como estábamos en la ruta, paramos en una estación de servicio a preguntar si
tenían algo así como un teléfono público.
Como no había, le propuse a la chica que
nos atendió que nos prestara su teléfono y le pagábamos los minutos. Ella
aceptó, pero luego de la llamada, cuando llegó el momento de pagar, nos dijo
que no le teníamos que dar nada.
El lugar seguro que nos iban a conseguir
para estacionar y dormir, finalmente no se dio y como estábamos tan cansados
por el viaje, decidimos ir a un hotel.
Buscamos y buscamos hasta que encontramos
uno que reunía las condiciones de bueno, bonito y barato. Pagamos solo la
primera noche. La segunda dormimos en la puerta, gracias a Eva, la dueña, y después
Ray, un chico que trabaja en el hotel, nos invitó a su casa.Aunque dormíamos en
la Kangooneta, compartíamos muchos momentos con él y Debby. Fuimos juntos un
sábado hasta Parika, una ciudad a orillas del Río Essequibo, muy cerquita de donde
se une con el mar.
Amaneciendo en las calles de Georgetown |
En Parika con Ray y Debby |
Viaje en un crazy minibus |
Debby es la bisnieta de Walter Roth, un
antropólogo inglés muy importante en la historia de Guyana, por haber sido un
protector de los aborígenes. Tal es así que en Georgetown hay un museo que lleva
su nombre.
Por suerte, hoy en día todavía existen
muchas comunidades Amerindias, que mantienen sus tradiciones y su forma de
vivir.
Como siempre, muy interesante y excelente la descripción, cariños y a seguir.
ResponderEliminarMuchas pero muchas gracias por leernos y comentarnos!
EliminarSaludos viajeros hasta Ciudad Jardín!
Besos,gracias por seguir transmitiendo su linda aventura.
ResponderEliminarMuchas gracias como siempre!
EliminarMuchos saludos viajeros!