lunes, 20 de julio de 2015

Ciudad o Bosque? San Francisco o Red Woods? Vos cuál elegirías?

Hace algunos años hubiera dado cualquier cosa por conocer San Francisco. Tal vez tenga que ver con todo lo que vemos en las películas, o eran esos mis intereses en aquel entonces (sueno como una vieja, ja!). Hoy, después de haber recorrido mucho, siento que las ciudades no me llaman tanto la atención como antes. Me da la sensación de que requieren de una energía extra para conocerlas y hoy, me cuesta encontrarla.


Pero “teníamos que” ir a San Francisco. Mentira, no “teníamos que”, pero era una de esas ciudades  que no nos eran indiferentes. Por suerte Martha y Murray, los padres de Lauren, a quien conocimos en Dallas, nos abrieron las puertas de su casa para que no sintamos tanto el stress de la gran ciudad. Dejamos la Kangooneta en su casa y nos evitamos la locura de ir al centro en auto. En su lugar, nos tomamos el BART, un sistema de Metro rapidísimo que cruza la bahía por debajo del agua.
Cómo explicar el cansancio después de ese día? No sé cómo hicimos para caminar tanto! Veníamos de varios días en parques nacionales, y a pesar de que veníamos haciendo muchas caminatas, no es lo mismo hacerlo en la ciudad.
Y pudimos comprobar lo que dijo Mark Twain, el escritor de las aventuras de Tom Sawyer: “El invierno más frío que pasé, fue un verano en San Francisco”. Nublado, bruma, frío y viento. Y nosotros sólo con una camperita y sin la Kangooneta cerca para abrigarnos! Parece que la costa de California recibe un fenómeno de las corrientes frías del Polo Norte y el verano llega recién para cuando comienza el otoño, a fines de septiembre. Hasta ese entonces, suele estar como la vimos nosotros.

Caminar por los barrios de San Francisco fue como estar en muchas ciudades al mismo tiempo. Estos son nuestros 8 San Franciscos:
·   El barrio latino, lleno de mexicanos e inmigrantes, con murales en las paredes de los callejones, la mayoría una expresión de protesta.



·     El centro, aunque hermoso, lleno de personas que viven en la calle y con personajes de todo tipo, de esos que dan miedo.






·         El barrio Chino, que no necesita mucha explicación.



·    North Beach, el barrio italiano, en el que justo se celebraba un festival y las calles estaban inundadas de gente y de puestos de venta de todo tipo. 


·         Los barrios llenos de casas estilo Victoriano, que me encantan.





·         
e   El famoso Golden Gate Bridge, el mítico puente de San Francisco, que en realidad estaba bastante cubierto por la bruma.





·        Y más cerca de la costa de lo que hubiéramos podido imaginar estaba la isla de Alcatraz, famosa por la cárcel de máxima seguridad, de la que decían que no podía escapar nadie porque no podría sobrevivir al frío del agua.


Decidimos dedicarle un día más para pasear con la Kangooneta y fue mucho mejor. Nos lo tomamos mucho más relajados y podíamos tener un descanso del viento cuando lo sentíamos necesario. Pero después de ese segundo día, sentimos que teníamos que seguir adelante. No es la ciudad de la que tengamos más fotos, porque era tal el estímulo visual que preferimos verlo con nuestros propios ojos.
Creo que todos tenemos un preconcepto de los lugares a los que queremos ir, una idea de cómo serán. En mi caso esta ciudad no fue lo que había imaginado, y con esto no quiero decir que no me gustó. Tal vez si el clima hubiera sido más amigable mi recuerdo sería diferente. No puedo separar las sensaciones y si pienso en San Francisco, no puedo evitar pensar en que me cagué de frío. Pero como siempre decimos, no podemos estar en cada lugar para su mejor época, y nos tocó llegar cuando llegamos, ni un día antes ni un día después. Creo que San Francisco tiene algo mejor para nosotros en un futuro viaje. No sé cuándo, ni como, pero estoy segura de que este no va a ser nuestro único encuentro.

Listos para seguir hacia el norte, continuamos por la Highway 1, la ruta que va bordeando toda la costa de California, que no es una autopista de muchos carriles, es solo uno y uno, pero les dicen así. El clima seguía nublado y con frío, aunque a veces teníamos nuestros momentos soleados y los aprovechábamos al máximo. 







Lo bueno es que te alejás solo unos pocos kilómetros de la costa y el clima cambia drásticamente. Como por arte de magia sale el sol y hace calor. Es muy loco. Y justo ahí, al norte de California, muy cerca de la costa, crecen los Red Woods, los árboles más altos del mundo. Es un parque nacional y lo visitamos en dos días.



El primer día hicimos un sendero de unas 6 millas en el que solo nos cruzamos con 2 grupos de personas. Estuvimos solos en el bosque y casi todo el tiempo lo hicimos cantando o aplaudiendo. Nos encanta ir en silencio y escuchar los sonidos de la naturaleza, pero en los casos donde puede haber osos, lo mejor es que ellos escuchen que viene gente, porque en caso de no darse cuenta de que venís, pueden asustarse y atacar. Fue un buen ejercicio para recordar las canciones de los campamentos, como “sal de ahí chivita chivita” o “hay un palo en fondo de la mar”.







El segundo día visitamos un lugar cerca de la costa rodeados de ríos y de verde donde según dicen se grabó Jurasic Park. Y disfrutamos de la mañana en un camino de árboles gigantes en donde la ruta llega a ser tan angosta y los Red Woods están tan cerca que casi los podés tocar desde el auto.

Después de estas dos experiencias tan juntas, si tuviera que elegir entre la ciudad y el bosque, elijo el bosque. Y vos?


1 comentario:

  1. Pero, yo que queria ver a la Kangooneta volar por los aires y pasarle a centimetros del tranvia como en las tipicas persecuciones cinematografica por las calles de San Francisco, sera para la proxima. Besos para Or y Aby manda la enana

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