Kourou es una ciudad que se ubica a unos 50 km de Cayenne,
la Capital de Guyana Francesa. Nuestra primer impresión de todo es que es
perfecto a la vista: ordenado, limpio y el tránsito respeta al peatón. Parece
un pequeño pueblito en el que no hay pobreza. Los autos son los mismos que hay
en Argentina: Renault, Peugeot y Citroen. Solo que modelos mucho más nuevos y
con patentes europeas. Esta lleno de Kangoooooo
Lo más destacable de Kourou, y en realidad de esta Colonia
es el Centro Espacial desde donde se lanzan el 50% de los satélites del mundo.
Por eso la importancia para Francia de mantener este territorio. Los ingresos
que le genera son astronómicos y no puede darse el lujo de perderlos.
Guyana, así como muchas otras colonias de Francia, como las
islas Guadalupe o Martinica, son desconocidas para la mayoría de los Franceses.
Pero esos que buscan vivir mejor y más tranquilos fuera de las grandes
ciudades, se mudan allí. La mayoría lo hace
por un tiempo. Algunos van con trabajo y otros lo consiguen allí. El
salario es mucho mejor en Guyana, especialmente para profesores, maestros y enfermeros,
que ganan un 40% más que en Francia europea. La población está creciendo mucho,
sobre todo de los habitantes nativos (Amerindios, descendientes de esclavos
africanos) que son reconocidos como franceses y cuando no tienen trabajo cobran
un dinero por cada hijo. Muchos aprovechan esta situación y tienen muchos
hijos, mientras continúan viviendo sin esforzarse por tener un trabajo.
En esta ciudad nos quedamos en la Casa de Achille, su esposa
Coline y su bebé Baptiste. También estaba con ellos Memé, su amigo de la
Universidad, quien está viajando desde hace dos años. Era su primer experiencia
en Couchsurfing y fueron excelentes anfitriones. Nos organizaron cosas para
hacer, nos dieron un cuarto para nosotros y hasta nos querían prestar un auto
para que nos movamos de un lado para otro. Agradecimos pero no aceptamos. Era
demasiada responsabilidad para nosotros. Insistieron diciendo que allí no hay
transporte público, que es difícil moverse sin auto y que el único turismo que
reciben es de las familias de quienes viven ahí, y que en esos casos siempre se
les presta un auto. Insistimos en que no podíamos aceptarlo.
La comida definitivamente fue lo mejor de lo mejor. Nos
dimos cuenta de que en Argentina se come con costumbres muy europeas y lo disfrutamos,
sobre todo los quesos y los vinos, que llegan desde Francia. En el supermercado
nos quedamos con la boca abierta viendo la variedad que había. No los
conocíamos y hubiera sido imposible probarlos todos. Ya sabemos con qué
objetivo volveremos a Francia alguna vez.
Una tarde nos caminamos toda la playa de Kourou hasta la
punta donde empiezan los manglares. En el horizonte se podía divisar la Isla
del Diablo, la famosa isla en donde había una cárcel en la que los presos
vivían en condiciones deplorables, y que inspiró la película Papillón.
Al
atardecer nos encontramos con toda la familia en la playa para ver el despegue
del cohete ruso Soyuz, el más pequeño de los 3 tipos de cohetes que se lanzan.
Era el espectáculo del día. Todas las familias se encontraban allí para verlo.
Lanzan un cohete por mes mas o menos y justo estábamos ahí. La realidad es que
no fue tan impresionante como pensamos. Primero se vio una luz en el cielo,
luego se formó una cola de humo y un ratito más tarde nos llegó el sonido, como
de un avión en el cielo, fuerte pero no tanto.
Unos días después visitamos el centro espacial con Memé. La
visita guiada era gratuita y en francés, por lo que él nos traduciría al
inglés. Íbamos en un bus enorme viajando hacia los centros de despegue y la
guía no paraba de hablar un segundo. Al principio Memé intentaba traducir y fue
muy gracioso porque después de un rato cuando ella hablaba diez minutos, él nos
traducía en dos oraciones.
Lo más importante que puedo recordar son los 3 motivos de la
ubicación del Centro espacial ahí: Es un lugar en el que no hay terremotos, tsunamis,
huracanes ni ningún tipo de desastre natural. La ubicación cercana al Ecuador
les da a los cohetes un impulso extra gracias a la rotación de la tierra, por
lo que pueden lanzar cohetes más grandes a menor costo. Y por último la
ubicación cerca del Océano Atlántico permite lanzar cohetes a cualquier órbita
teniendo la seguridad de que ante cualquier inconveniente el mar está ahí y no
hay población debajo.
También recuerdo que para enfriar la zona luego de un
despegue se necesita algo así como 500 millones de litros de agua y que un
lanzamiento cuesta 9 millones de euros. Las cifras son descomunales. Al final
todo lo que uno se quiere ahorrar en consumo de agua, no es nada comparado con
lo que se usa en casos como este.
Un día Coline tenía que ir a trabajar a Cayene y nos ofreció
llevarnos para que conozcamos la ciudad. Caminamos un rato bajo el rayo mortal
del sol viendo una arquitectura que lejos estaba de ser la de Francia y después
nos fuimos a las playas de un municipio llamado Remire-Montjoly a donde van a
desovar tortugas (en la noche). Esperábamos encontrarnos con un mar marrón como
el de Guyana, pero era mucho más lindo. Lo único malo es que el agua era tan
caliente que no te refrescaba ni un poquito.
El fin de semana nos fuimos todos juntos a “la selva”! Los
chicos tienen un botecito y dos kayak, y con otros amigos más pasamos dos días
y una noche disfrutando del río Kourou y durmiendo en hamacas en un “carbet” (quinchito
de paja con piso de madera). No había electricidad ni señal de celular ni
nada. A la noche nos fuimos al muelle a
disfrutar solos del silencio. No había luna y el cielo estaba invadido por
estrellas, que se reflejaban en el río. Era maravilloso.
Era la primera vez que dormíamos en hamacas y con el ruido
de la lluvia que caía con todas sus fuerzas, pude dormir perfecto. Intenté
hacer knee-board pero no lo logré. Gaby lo hizo bastante bien por ser
principiante y para festejar nos tomamos unas cuantas birras.
Con Cora y Mika, nuestros otros anfitriones de Couchsurfing,
solo pudimos estar una noche. Cora es enfermera y le tocaba trabajar todo el
fin de semana. Ellos viven en Remire-Montjoly, cerca de las playas a donde van
a desovar tortugas. Probamos suerte al atardecer pero no las vimos. Para
reconfortarnos nos llevaron a una heladería en la que fabrican helados a partir
de frutos y flores que solo se dan en esa zona.
Viajar a dedo en Guyana Francesa nos permitió conocer gente
y conversar mucho, independientemente de ahorrarnos el transporte.
Couchsurfing fue nuestra salvación, ya que sin las personas
que nos recibieron no hubiéramos podido llegar hasta este lejano rincón de
América.
Después de 10 días que pasamos ahí tuvimos que regresar. La
Kangooneta nos esperaba y teníamos un pasaje en ferry para volver a Guyana que
estaba próximo a vencerse.
La despedida fue nuevamente con nuestra amiga Cherifa, quien
nos llevó a ver un espectáculo de tambores con artistas de varias colonias
francesas, después a tomar más cerveza (que nunca nos dejaron pagar) y a comer
comida vietnamita al mercado de Saint Laurent do Maroní.
Desde aquí, queremos hacer llegar nuestro agradecimiento a
todas las personas que nos ayudaron en esa travesía, especialmente a los 8
autos que nos levantaron haciendo autostop y que no tenemos manera de
contactar.
Hermoso relato, sigan disfrutando.
ResponderEliminarCariños
Increíble! Muero por conocer Guyana, Surinam y Guyana Francesa. Espero que también nos levanten al hacer auto-stop jaja. Buen post chicos! Saludos desde Ecuador.
ResponderEliminarque hermoso!! me encantaria conocer guyana, surinam y guyana f.. pero me pregunto hay terremotos o sismos alla? y con dolar o euro es alla la plata?? espero su respuesta! desde ya muchas gracias! y los felicito!!!!
ResponderEliminarSiempre hay que tener cuidado cuando manejamos nuestro salario y contabilidad, nunca se sabe cuando uno puede terminar en una mala situación económica.
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