miércoles, 26 de agosto de 2015

Noches mágicas: Auroras Boreales en Alaska

Siempre me pasó lo mismo. Tengo la facilidad de pasar de la risa al llanto en cuestión de segundos. Y así ando hoy. Hoy es un día en el que amanecí feliz, de buen humor (cosa que no siempre pasa), con una sonrisa dibujada que no me puedo borrar de la cara. Hoy es un día en el que por un momento me cuestiono si soy digna de esta felicidad. Y de un momento a otro, ese nudo en la garganta y los ojos llenos de lágrimas. Lágrimas de felicidad, de emoción, la misma situación del día en que salimos de viaje hace 25 meses. 
Es como que la alegría de la llegada a Alaska hubiera llegado con “delay”, y es que a veces necesitamos un disparador, algo que nos agarre de los hombros, nos sacuda y nos diga: Te diste cuenta dónde estás?  Hola!!! Llegaste a Alaska!!!  Y ese sacudón, no fue otra cosa que haber sido testigos de algo mágico: AURORAS BOREALES.

Nosotros y la Kangooneta disfrutando de esta noche mágica
Es como que pequeños puntos se hubieran conectado y, contra todo pronóstico, fue el destino el que quiso que las viéramos y que compartiéramos ese momento con amigos, como si necesitáramos testigos para estar seguros de que fue real.

Todo esto se remonta a unas dos semanas atrás, en Dawson City (Canadá), unos 100 km antes de la frontera con Alaska. Allí, en el centro de visitantes, nos contaron que alguien había visto auroras boreales. Veníamos de Inuvik, donde veíamos la puesta del sol a las 12 de la noche y en donde aún no oscurecía completamente. En nuestras cabezas, pensábamos que teníamos que estar acá en el invierno para poder verlas, y por supuesto, no le creímos.

Días más tarde, ya en Alaska, vimos una publicación de Pedro, a quien conocimos en Monterrey (México) diciendo que se habían visto auroras boreales en Finlandia. Y eso hizo que encendiéramos un alerta.

En otro centro de visitantes, volvimos a preguntar y nos dijeron que tal vez a fines de agosto o inicios de septiembre a la altura de Fairbanks, al norte de Alaska, había una remota chance de verlas. Ya habíamos estado en Fairbanks  y nos dirigíamos al sur, por lo que perdimos las esperanzas. También nos dijeron que había una página de internet con un pronóstico, como si fuera del clima, pero no era muy certero. Lo primero que hicimos al conectarnos a internet fue buscar esa página. Las auroras boreales estarían activas (nivel 4) esa noche, pero nosotros estábamos bastante al sur e iluminados por las luces de Homer, en la península de Kenai, por lo que ni siquiera hicimos el intento de levantarnos en la mitad de la noche, a pesar de que el cielo estaba estrellado. Puede que nos las perdiéramos. Nunca lo sabremos.

Y como para todo en la vida hay revancha, nosotros tuvimos la nuestra y doble! Si, dos noches seguidas!

Estábamos nuevamente en Anchorage, la capital de Alaska, y nos íbamos a encontrar con Juan y Bea. Juan comenzó un viaje en bici desde la Patagonia (acá su blog) y desde Guatemala, viajan juntos. Ya nos habíamos conocido en Nicaragua y queríamos encontrarnos, tal vez para celebrar, tal vez porque sí. Nuestra idea era quedarnos por la tarde y seguir viaje, pero los encuentros con viajeros nunca salen como lo planeamos, y terminamos cenando juntos.

Cuando estábamos dando la noche por terminada y salimos a la calle para despedirnos, miramos el cielo y nos dio pena que estuviera mayormente nublado. El pronóstico para ese día también decía que las auroras boreales estarían activas en nivel 4, pero con nubes y en el medio de la ciudad, jamás imaginamos lo que pasaría después.
Juan señaló el cielo hacia una parte en la que se veían algunas estrellas y algo que parecía una nube muy fina, como una neblina translúcida a través de la cual aún se podían ver las estrellas. Imposible, eso no es. Pero teníamos tantas ganas de que fueran, que sacamos una foto. El resultado: verde!!!  

Risas cómplices y contagiosas nos invadieron. Fuimos con Kk, una chica del hostel, hasta un parque cercano para tener una visión más amplia, sin tantos árboles ni luces. No sabíamos muy bien para donde mirar y los ojos tenían que acostumbrarse a la oscuridad. De un momento a otro, el cielo se despejó completamente de nubes para nosotros. Juan y Gaby comenzaron a programar las cámaras y a sacar fotos. Bea y yo, simplemente observábamos lo que era el comienzo de algo increíble.


Primera noche de auroras boreales en plena ciudad de Anchorage, Alaska
Kk se acostó en el pasto mirando hacia arriba y nos llamó para que nos uniéramos, y fue como que el cielo estaba esperando que nos ubicaramos todos en nuestras butacas para comenzar el espectáculo. Luces verdes que cambiaban a rosado y naranja nos rodeaban completamente. Estábamos en el centro de algo que parecía una proyección en 3D en pantalla gigante: La aurora boreal bailaba silenciosa sobre nuestras cabezas. No tan silenciosa en realidad: La música la pusimos nosotros con nuestros gritos y carcajadas, y parece que era tal nuestro nivel de éxtasis, que despertamos a un vecino de mal humor y comenzó a amenazarnos si nos nos íbamos de ahí.


Las auroras boreales bailaban silenciosamente sobre nuestras cabezas

El espectáculo habrá durado alrededor de 2 horas, y aunque el cielo aún brillaba un poco, nos fuimos a dormir felices, con un nuevo plan para la noche siguiente: Alejarnos de la ciudad y compartir con Juan y Bea su última noche antes de volver a España, bajo el cielo estrellado y las auroras boreales.


Cuando nos estábamos a punto de ir a dormir, el cielo nos volvió a regalar esto!
Tuvimos suerte y, rodeados de montañas, bajo un cielo de incontables estrellas, el destino nos volvió a regalar ese espectáculo, que esta vez disfrutamos con más calma y sin tanta sorpresa. En este video increíble, dos horas de auroras boreales en 20 segundos.



Cerquita del fuego para calentar el cuerpo, compartimos la emoción de lo vivido. Y en el fondo me queda la sensación de que el haber ido en busca de las auroras boreales, fue solo una excusa para sellar una nueva amistad.


Gaby, Flor, Bea y Juan al calor de fuego



2 comentarios:

  1. Queridos sobrinos, es muy movilizador ver este vídeo, gracias por compartirlo !!!

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  2. Simplemente lloré. Que alegría chicos, ¡el cielo se iluminó para ustedes! Nos alegramos mucho.
    Abrazos con gusto a budín de banana.

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